Editorial

¿Qué sería de este mundo sin las Abuelas?

Si, ¿qué sería de este mundo sin estas mujeres que han criado a sus propios hijos y que siguen inagotables, haciéndolo con otros pequeños, que son de alguna forma seres vivos gracias a la presencia de ellas en cada una de las familias del orbe? No estoy hablando de las abuelas de día Domingo, estoy hablando de abuelas sustitutas que dan todo lo que les queda de energía y del resto de sus vidas.

Hace algunos días, mientras estaba esperando la luz verde de un semáforo en una población muy popular, cruzó delante de mi auto una pareja inolvidable, una Abuelita delgada, muy "paradita", con un niño literalmente colgando de su brazo derecho, que sin dudas era uno de sus nietecitos. Ella vestía una falda negra que se notaba gastada por el tiempo y una blusa blanca abotonada al frente con unos vuelos que en su tiempo deben haber embellecido aún más a esta abnegada mujer que se encargaba de este niño que dependía en ese momento absolutamente de ella.

Me impresionó todo, pero algo muy especial era que esta abuelita, de unos 75 años, iba con senda mochila en su espalda, la que tenía grabada la figura de Pluto sonriendo a quien lo quisiera mirar y que supongo, contenía los materiales de ese niño que inocente, no sabe lo valioso que es para él esa compañera de muchas vivencias y miles de caminatas.

Mientras cruzaban frente a mí, pensaba ¿cómo seguirá esta visión después que yo parta y no los vea nunca más?. ¿Llegarán a su casa a hacer las tareas después de una discreta colación y nuevamente intervendrá este ser frágil en lo físico pero la más fuerte de la familia, ayudando a este niÑo a hacer sus tareas para el próximo día? Cada día debe ser muy agobiante para estas mujeres, la vida se les ha prolongado mágicamente, lo que le ha permitido realizar una labor que se hace cada día más importante en este mundo, el cual se caracteriza por tener las horas más cortas, la gente tiene menos tiempo para visualizar la vida que está viviendo.

Aquí se refresca la frase inolvidable del Papa Juan Pablo: "EL AMOR ES MÁS FUERTE", no podía ser más verdadero el significado de estas palabras en este caso. Siguiendo con la "visión" vivida, me quedé pensando en ¿qué pasaría si estos niños inocentes no tuvieran el apoyo vital de su abuelita?

Todos sabemos como sigue esto, el niño se va transformando paulatinamente en adulto, para ingresar a un nuevo escenario que desafortunadamente los irá moldeando duramente para resistir todas las pruebas que unos y otros enfrentarán.

Una vez que terminaron de atravesar la calle, un bocinazo me hizo reaccionar, el chofer del auto que estaba detrás de mí, gesticulaba violentamente para que yo ojalá desapareciera y él pudiera seguir su desenfrenado trajín, luchando por su propia sobrevivencia. Ese señor ¿habrá tenido una abuelita abnegada como la que recién había visto? Estoy seguro que si le hubiera tocado una abuelita como esta, su tolerancia sería mayor.

Yo recuerdo mi tiempo de niño, (como ven, tengo una memoria privilegiada), sólo conocí a mi abuela materna. La recuerdo como una persona lejana, con la cual nos veíamos una o dos veces al mes. Afortunadamente en esos tiempos todo era más lento y nuestra madre no trabajaba, se dedicaba a los quehaceres de la casa, preocupándose exclusivamente de criarnos y formarnos muy bien. Hoy todos trabajan, mujeres y hombres (y niños), y los que no lo hacen es porque no tienen donde hacerlo. El único soporte que tienen miles y miles de hogares es este ser que silenciosamente interviene resolviendo los problemas que resolvía mi madre hace 60 años.

Aprovecho la disponibilidad de este espacio, para rendirles un tributo inmenso a estas abuelitas, las que colaboran en el anonimato a mantener mejor nuestra sociedad.

Quizás por el hecho de ser el "Tata" de siete nietos encantadores, Esteban, Agustín, Josefina, Lucía, Martín, Sofía y Marcel, me impresionó mucho ver a una "colega" haciendo su labor fundamental en esta sociedad dura e impersonal.

Vivan la Abuelitas, soporte de miles de atribuladas familias chilenas. No se piquen los Tatas, pero la verdad es que no les llegamos ni a los talones, pero bueno, también Vivan los Tatas, "y que jue"

Paul Menard A.
www.pma.cl

Ellos han confiado en PMA